domingo, 28 de junio de 2009

Civica. La ciudadela de un sueño.


En la carretera que une las localidades de Brihuega y Masegoso, concretamente en su margen izquierda y separada por una distancia aproximada de unos 11 kilómetros se encuentran dos lugares que llaman poderosamente la atención. El primero de ellos es Cívica, una extraña construcción horadada en la piedra bajo lo que antaño debió de haber sido un caserío particular, se yergue junto a una hermosa cascada que esconde una pequeña gruta a la que se conoce como “La cueva de la mora”.


La parte inferior de Cívica es un extraño conjunto de habitáculos, balaustradas, ventanales, arcos ojivales y decoraciones grabadas en piedra. El origen del conjunto es controvertido y responde a momentos dispares. En lo que a la parte superior hace referencia, hay quienes señalan que fue asentamiento íbero y posteriormente romano, que fueron allí a ubicarse para aprovechar las aguas que brotaban del cercano manantial, convertido desde 1797 en fuente de siete caños desde la que, tras ir cogiendo caudal, acaba por derramarse la cascada a la que nos hemos referido y del que se dice posee propiedades curativas.

La documentación fehaciente sobre el caserón de Cívica comienza en el año 1441. Los que entonces eran dueños del mismo (D. Antón Díez de Ríos y sus hijos) vendieron a los monjes del cercano monasterio de San Blas de Villaviciosa la casona en cuestión. Estos monjes conocidos como “los monjes pardos”, desde 1395 habían relajado extraordinariamente las costumbres monacales, habiéndose corrido la voz de que “andaban dando con sus vidas un mal ejemplo” por lo que el Arzobispo de Toledo D. Pedro Tenorio y el Obispo de Sigüenza Don Juan Serrano decidieron ponerlos bajo la disciplina de la orden Jerónima. La leyenda cuenta que aquellos monjes que no quisieron someterse a dicha congregación fueron los que compraron la casona para continuar allí con sus propias costumbres. La realidad es bastante más prosaica y lo más probable es que esos monjes “díscolos” no hayan existido, es más la orden de los Jerónimos consiguió que las aguas volvieran a su cauce, creciendo en importancia para adquirir importantes propiedades a lo largo de toda la ribera del Tajuña, así como en el lugar de Yela, Palazuelos y la administración de las salinas de Saelices y Linares.

Se sigue contando que los monjes pusieron una fábrica de papel en Cívica, la cual habría tenido escasa prosperidad. Sabemos que la misma existió, (no sabemos si dirigida por monjes o no) concretamente esta documentada su existencia en 1780 (nos llama poderosamente la atención la proximidad de esta fecha con la que aparece en la inscripción de la fuente) y que se conocía con el nombre de “Fábrica de papel de tina La Cívica”. Para los interesados, podéis encontrar un dibujo de la misma en la “red de redes”, se trata concretamente de uno hecho a partir de una hoja de papel impresa de la “Fábrica y Almacén de Papel, Cartón y Cartulina La Madrileña”.



Con posterioridad la casona de la parte superior fue utilizada por una comunidad de propietarios rurales (aparceros) que fue construyendo distintas edificaciones conformando una U alrededor de un patio a modo de plaza. Una de ellas albergó la ermita de Santa Catalina, donde se veneraba una imagen de la misma.


Pero dejemos ya la historia para abordar la situación hoy día de lo que fuera este lugar. Por desgracia, tenemos que señalar que se encuentra en un lamentabilísimo estado de abandono, el reportaje fotográfico que os acompañamos da constancia de ello. Nos llamó muy especialmente la atención la inscripción grabada en la puerta de lo que fuera la Ermita ( “JHS” consta, con una cruz sobre la H) Y decimos que nos llamó la atención porque la interpretación común de la misma es que se trata de la abreviatura del nombre de Cristo en griego ( sus tres primeras letras), aunque también podría interpretarse como la abreviatura oculta de “In Hoc Signo” ( en esta señal conquistarás), tesis que no descartamos al haber encontrado un curioso “Víctor” en la parte frontal de la cercana fuente.


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Como posiblemente conoceréis, la leyenda cuenta que el Emperador Constantino habría soñado con la imagen de un Crismón junto con la inscripción IHS, la noche anterior a la batalla de Puente Milvio. Constantino decidió sustituir el águila imperial de los escudos por este signo, obteniendo una importante victoria. Mentira o verdad, lo cierto es que el Víctor es uno de los símbolos de poder más significativos, utilizado por los estudiantes de la Universidad de Salamanca para celebrar la culminación de sus estudios con éxito y muy posteriormente por el Generalísimo Franco en el conocido como “desfile de la victoria” del año 1939.

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En cualquier caso el “Víctor” que encontramos en la fuente es un anacronismo, ya que si se grabó en su construcción ninguna de las hipótesis anteriores nos daría explicación para el mismo. Nos cabe pensar que quizá D. Aurelio, el famoso “cura de Cívica” al que nos referiremos en breve, pudiera haberlo grabado en fechas posteriores quizá como consecuencia de cierta afinidad con el Régimen franquista, tal vez como símbolo del poder de Cristo, o posiblemente como método escogido para expresar la unión entre el creador y su obra, a la que nos referiremos a continuación.

En efecto, las cuevas de Cívica son creación de D. Aurelio Pérez sacerdote natural de Algar de Mesa, una pequeña localidad cercana al Monasterio de Piedra, con el que a muy pequeña escala tanto Cívica como el “Jardín de Peña de la Hoz“, mantienen similitudes. No podemos dejar de encontrar ciertas reminiscencias también con algunos rincones del Parc Güell, como “los viaductos” o con la zona de “las olas”. D. Aurelio accedió a la propiedad de una de las viviendas de Cívica cuando el que era su dueño se vio obligado a venderla por deudas de juego, comenzando en 1950 con ayuda de cuadrillas de vecinos de los cercanos pueblos de Valderrebollo y Yela a tallar en la roca escalinatas y pasadizos, arcos apuntados semejantes a los góticos y ventanales que son los que conforman el curiosísimo espacio que os presentamos en nuestro reportaje. No sabemos muy bien que es lo que pudo llevar a D. Aurelio a obrar así, aunque lo cierto es que desde los años 30 y hasta esa fecha, fueron relativamente comunes los filántropos (hay quien habla de masones) que dejaron sus huellas a través de peculiarísimas construcciones como lo son también “los ojos de Ambite” de Federico Diez Falcón o el “parque de El Pasatiempo” de los hermanos García Naviera, en la localidad coruñesa de Betanzos.

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Cívica se encuentra hoy “en venta” (así reza un cartel bien visible en una de sus balaustradas). En la parte inferior encontramos una habitación que parece corresponderse con una taberna. El acceso a la parte superior que se realiza a través de una escalinata, esta vedado al existir una cancela metálica cerrada, podemos sin embargo acceder a varias dependencias donde encontramos apliques para la conducción eléctrica así como el engarce de lo que debió de ser una lámpara de techo lo que demuestra que Cívica se construyó sin duda con intención de ser habitada. Nuestras grabaciones de rigor no nos ofrecieron en este caso resultados a destacar pero sin duda el lugar transmite una ambigua sensación entre lo misterioso y lo mágico.


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El conjunto se completa con dos cuevas naturales, una de ellas, detrás de la cascada es conocida como “La cueva de la mora”, denominación que nos remite a la tradición de las leyendas “de la encantada” que encontramos en otras muchas provincias de España. La misma nos cuenta como en las cercanías de esta gruta habitaba un caballero árabe famoso tanto por su riqueza como por la belleza de su hija. Un cristiano se enamoró de la misma e iba a verla en secreto todos los días. El gerifalte árabe enterado de la cuestión, prohibió a su hija terminantemente que volviera a ver al cristiano, por ser grave pecado contra su religión, dejándola encerrada en su castillo. La joven mora siguió esperando a su amor, rechazando todas las ofertas de matrimonio que se la propusieron, lo que motivó que su padre encolerizado la encerrara en una cueva de los alrededores, donde esta falleció de pena. Desde entonces esta gruta se habría llamado “La cueva de la mora” y supuestamente en las noches de verano, se la ve vagar por los alrededores esperando a que vuelva su amado cristiano.

El relato esta documentado en otros puntos de La Alcarria (no debemos olvidar que fue tierra fronteriza en tiempos de conflicto cristiano-musulmán), así lo tenemos localizado en la cercana localidad de Illana, donde se habla de “La mora encantada” que habitaría en unas oquedades del valle que une Aldovera y Allaga, pero también en zonas más distantes, como lo son Uclés en Cuenca o La Pedriza del Manzanares en Madrid. Y no debemos olvidarnos, por supuesto, del hermoso relato de Gustavo Adolfo Bécquer que sitúa otra “Cueva de la Mora” en las proximidades de baños de Fitero, junto al río Alhama (también conocido como río Mayor) en Navarra.

La gruta se esconde detrás de una cascada de gran belleza. Os comentábamos que el salto de agua, de unos 15 metros, se origina con el caudal que va creciendo desde el manantial que nace en la fuente de Cívica que mencionábamos anteriormente.




La entrada en la cueva obligó a que uno de los miembros del grupo se llevara un buen remojón de agua fría, pero el resultado mereció la pena. En el interior de la cueva se apreciaban unas curiosas fosforescencias que podréis observar en el reportaje fotográfico (al margen claro está de el “efecto flash” sobre las partículas vaporizadas de agua en suspensión). Igualmente se puede observar una clarísima pareidólia correspondiente a una cabeza femenina, con pelo largo aunque eso si el rostro que se dibuja en la misma no es especialmente agraciado, os acompañamos como siempre las fotografías de rigor.

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La sensación que se respira en el interior de la gruta es curiosa, no llega a ser de desazón pero es semejante a la que se tiene al entrar furtivamente y sin permiso en algún espacio privado. Y en esta ocasión, sin buscarlo ya que no realizamos allí expresamente ninguna grabación, sino que nos limitamos a filtrar el audio obtenido con nuestra video-cámara, si que obtuvimos dos parafonías realmente curiosas y enigmáticas. En la primera, con voz masculina y bastante tenue se escucha ¿quién es? La segunda un poco más clara, se corresponde con una voz femenina que pregunta ¿cómo es? Curioso resultado, en consonancia con la sensación que os apuntábamos.

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Terminada nuestra investigación en Cívica retrocedimos unos 11 kilómetros hasta el “Jardín de Peña de la Hoz”, también conocido como el “Jardín del cura”. La entrada al mismo se encuentra oculta por la maleza, pero una vez que se accede al lugar, el paraje es realmente sorprendente. En primer lugar nos encontramos con un estanque alimentado con el agua que se derrama en pequeñas cascadas, junto a lo que debió ser una vivienda si bien sus dependencias están seriamente deterioradas. Desde allí se asciende a través de una escalinata de piedra hasta un mirador que da acceso a diferentes cuevas naturales habilitadas a modo de dependencias y corredores. Localizamos igualmente diferentes apliques que confirman que a la zona se llevo iluminación artificial, así como gallineros y pajareras. El fluir del agua en toda la zona es una constante.

Especialmente difícil nos ha sido obtener información concreta sobre este lugar. Sabemos que existen teorías que apuntan a que las cuevas hubieran podido ser utilizadas como bunker durante la guerra civil, pero por lo anárquico de su distribución, la inexistencia de marcas que puedan justificar la ubicación de nidos de ametralladoras, el hecho de tratarse de cuevas horadadas en caliza que difícilmente soportaría el impacto directo de un proyectil y sobre todo la estética del lugar, más propia de un conjunto residencial, discrepamos respetuosamente de esa teoría. Por lo que sabemos más que posiblemente, se tratara de otro capricho de D. Aurelio, que utilizaba los pasillos y corredores para desplazarse entre las localidades de Valderreboyo y Barriopedro. En cualquier caso el lugar es bastante más agreste y “salvaje” (permítase la expresión) que Cívica, aquí se percibe claramente una sensación de poder que emanaba directamente de la vegetación y difícilmente explicable. Os dejamos nuevamente con un reportaje fotográfico de la zona y como siempre confiamos en que nuestra investigación os haya resultado de vuestro agrado.

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Grupo Alpha de investigación.


2 comentarios:

el arcano alcarria dijo...

Hola chicos soy estrella cada día me sorprendéis mas. No consigo ver las fotos que hicisteis en el interior de la cueva de la mora de cívica. ¿Podéis colgarlas en Faceebok? Me muero por verlas. Un abrazo.

lelahel17@gmail.com dijo...

Hola Estrella!

Gracias por tu mensaje! Podrás ver esas fotos en cuanto re-inauguremos la web. Este blog tiene ya algunos años y se quedó un poco abandonado jeje! Pero en la web lo tenemos todo. Un abrazote amiga!!

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